Este es uno de los cuatro proyectos aprobados por el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA), a propuesta y para su desarrollo desde el Instituto Canario de Investigaciones Agrarias (ICIA), con financiación estatal y en colaboración con otros organismos y entidades.
Esta investigación, en la que participa el Instituto de Investigación en Ciencias de las Alimentación (CIAL) -perteneciente al CSIC y a la UAM- y que se complementará con una serie de acciones en las que participará el Cabildo de Lanzarote para fomentar el desarrollo del cultivo en la isla, consiste en la caracterización fisiológica y de composición nutricional de las variedades autóctonas de tuna o higo chumbo de Canarias, para posteriormente seleccionar aquellas más aptas para la obtención de alimentos derivados, esto es, zumos y producto precortado fresco o de ingredientes funcionales de uso alimentario, mediante la aplicación de tecnologías innovadoras.
A partir de esta fruta también se desarrollarán ingredientes con propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y antidiabéticas de uso en productos farmacéuticos y nutricionales, y se determinarán los extractos de tuna más interesantes para analizar su empleo en la elaboración de un alimento a base de leche de soja.
Origen del cultivo
El cultivo de la tunera en el Archipiélago, que data del XIX, ha estado ligado a que sus palas son hospederas de la cochinilla (Dactylopius coccus), un insecto del que se extrae un colorante rojo de gran valor comercial. La venta de sus frutos, que forman parte de la gastronomía tradicional canaria, se incrementó en un 33% en la isla de Tenerife y en un 44% en Gran Canarias entre los años 2013 y 2014, según datos oficiales de MercaTenerife y MercaLasPalmas. La tunera ha tenido además un papel dinamizador en Canarias formando parte de la biodiversidad de su paisaje.