En el sillón de su casa de Gran Tarajal y cuatro horas después de que una matrona del Hospital General de Fuerteventura decidiera no ingresarla porque no estaba de parto, ni tenía contracciones suficientes, Yuri Castro dio a luz a Martina. De eso hace hoy quince días y ambas se encuentran en buen estado, aún así la madre quiere que su caso sirva de llamada de atención: «mañana le puede tocar a otras mujeres y es algo que debe acabarse y se puede prevenir».Yuri, de 33 años y residente desde hace seis años en Gran Tarajal, puede contar ahora sus idas y venidas al Hospital, que se encuentra a 45 kilómetros de su casa, esto es unos 50 minutos en coche. El relato comienza con un aviso: no era madre primeriza, por lo que sabe de contracciones y de cuando el cuerpo te avisa que te pones de parto.Era lunes, 11 de septiembre, cuando acudió por primera vez en torno a las cinco de la madrugada. «Me atendieron dos matronas y me mandaron para casa diciendo que solo había dilatado un centímetro y que no tenía contracciones de parto, cuando mi cuerpo me estaba diciendo lo contrario». Se volvió «con dolores muy fuertes» para su casa y empezó a caminar y ejercitarse con una pelota. A las 23.00 horas del mismo lunes, no aguantó más y volvió al Hospital donde otra matrona distinta la exploró, concluyendo lo mismo pese a que ya había tenía una pequeña fisura en la bolsa. «Me dijo que aún no tenía las 39 semanas cumplidas, entonces rompí a llorar porque no podía más y porque sabía que aquellas ya eran contracciones muy fuertes y seguidas, y entonces le rogué que me dejara ingresada aunque sea en una camilla de urgencias, que no quería ocupar una cama en planta, porque vivía lejos del Hospital».De allí salió rumbo a Gran Tarajal en silla de ruedas hasta el coche porque «no podía andar de dolores». A su casa llegó sobre las 1.15 horas de la madrugada y allí, en el mismo sillón donde se sentaba durante el embarazo, nació Martina a las 4.15 horas.
Una información de Catalina García para http://www.canarias7.es
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