Parque Rural de Betancuria, ejemplo de convivencia entre agricultura y valores naturales

La isla de Fuerteventura cuenta con algunos de los paisajes más espectaculares de Canarias, entre ellos destaca el Parque Rural de Betancuria, catalogado como espacio protegido.

 

Tesoro natural de Fuerteventura 

El Parque Rural de Betancuria se ubica en la costa oeste de la isla de Fuerteventura, abarcando una superficie de 16.210,82 hectáreas. Dentro de su ámbito territorial se localiza además el Monumento Natural de Ajuí (31,02 ha.), que alberga un depósito de materiales antiguos de gran valor científico, con sedimentos oceánicos y fósiles de animales marinos desaparecidos declarado Area de Sensibilidad Ecológica (Ley 11/1990, de Prevención de Impacto Ecológico).

 

Betancuria, Parque Rural

 

En este espacio confluyen la naturaleza geológica singular del Macizo de Betancuria y unos usos tradicionales que convierten al hombre en un componente destacado del entorno. Aquí se encuentra uno de los afloramientos del complejo basal más espectaculares de Canarias, lo que le proporciona no sólo un alto interés científico, sino también un paisaje de un cromatismo y estructura singular, a lo que hay que añadir la existencia de unos usos y elementos tradicionales que presentan un gran valor cultural además de ecológico. Estos son sus valores más relevantes y han sido el fundamento principal para su protección bajo la figura de Parque Rural.

El espíritu de la figura de Parque Rural es precisamente la compatibilización de dos aspectos que no siempre coexisten armónicamente: una actividad tradicional agraria y unos valores naturales que aquí se integran sinérgicamente creando un entorno de gran valor paisajístico y ecocultural, digno de ser conservado. El Parque Rural de Betancuria tiene así la oportunidad de convertirse en un excelente ejemplo de conservación activa, donde la preservación de los recursos del territorio pasa por una intervención directa del hombre que, en este caso, se traduce en el mantenimiento de unas prácticas culturales tradicionales de gran trascendencia para la conservación de los recursos más escasos y preciados de esta Isla: el agua y el suelo.

 

Un espacio con especies amenazadas 

Hay que señalar además la presencia de plantas y animales amenazados, así como de formaciones vegetales de gran valor natural, muchas de ellas consideradas hábitats de interés comunitario. Por su importancia general para las aves, este espacio ha sido declarado también Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA).

Las mismas condiciones climáticas, edáficas, hidrológicas y biológicas que convierten el Macizo de Betancuria en una unidad fisiográfica y geológica perfectamente diferenciada del resto de la isla, han condicionado el asentamiento en su entorno de la mayor parte de la población majorera hasta épocas bastante recientes, y dentro del Parque se encuentra el primer núcleo y capital de Fuerteventura: la villa de Santa María de Betancuria, declarada conjunto artístico en 1979.

 

Fuente: Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio.

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