María Antonia Hernández Martín (69 años) decidió colgar el cartel de ‘Liquidación por cierre’ el pasado sábado 2 de noviembre de 2019, tras 43 años como comerciante de la capital. En diciembre echará el cierre definitivo para jubilarse y poder dedicar tiempo a su marido y a su familia. Aunque la avala toda una vida de trabajo, no pudo evitar emocionarse al pensar en el día en que terminaría esta aventura que comenzó hace décadas en Puerto del Rosario. “El primer día, cuando lo pensé, lloré”, admite emocionada.

María Antonia reconoce que “he tenido mucha suerte, he vendido muy bien, he tenido buena clientela, creo que me llevo buenas amigas y buenos amigos de aquí. Llevo toda la vida aquí, he vestido a sus hijos y ahora estoy vistiendo nietos y bisnietos”.

Sobre sus comienzos, esta conocida empresaria de Puerto del Rosario explica que siempre le han gustado las tiendas.

“Yo estuve trabajando en El Charco, cuando era una chiquilla, en la tienda de Silvestrín, la que tenía aquí Calzados García Sanabria, frente a Juan Ismael, en aquel localito que está por allá de la gasolinera. Ahí empecé a trabajar yo. Luego, en unos años, me vine a trabajar a la joyería de Fonfín, de Amalita Chacón, la Joyeria Daly que está en León y Castillo. Y luego, ya como es el primer año que tuve a mi niña, esta tienda la tenía una chica donde está hoy el Son-Son, y dice que la traspasaba. Entonces yo me fui allí, hablé con la chica, y le dije que a lo mejor me interesaba. Me convino, la cogí, y al poco tiempo hicieron este edificio y yo me vine para abajo”.

María Antonia comenzó así una andadura como comerciante con los representantes de las marcas heredadas de la anterior propietaria de la tienda, que poco tiempo después cambió por la marca con la que llegaría hasta la actualidad. “Y no quieren que me vaya”, asegura María Antonia.

La comerciante guarda en su memoria una fotografía de la capital de hace más de treinta años, en la que el comercio no estaba tan desarrollado ni existía el Centro Comercial en la capital.

“Yo estuve aquí muchos años sola, que no habían prácticamente comercios. Estaba yo aquí y Olguita la del Kilo donde está hoy la Clínica Parque. Ahí en esa esquina estaba ella, que vendía de todo, incluso telas de cortinas. Y también estaban los Castañeyra aquí debajo. Pero la cosa ha cambiado”.

“Siempre he vendido porque tengo otro tipo de ropa. Yo vendo mucho de bautizo, de fiestas, de bodas,…” explica María Antonia, y añade que “tengo muchas clientas que vienen a comprar siempre aquí. Hasta gente de Jandía y de Corralejo, gente me conoce de toda la vida que no quieren que se marche”.

No obstante, para esta comerciante de un local histórico del casco urbano de la capital, el Centro Comercial no tiene por qué restar, aunque apunta que no ha visto tiendas con el tipo de producto que ella trabaja dentro del edificio comercial.

“¿Cuántos puestos de trabajo hay dentro del centro comercial, que en la calle no los damos? Yo creo que hay campo para todos, y que todo el mundo tiene derecho a escapar y a vivir sin problema. Y que cada uno va a la tienda que quiere.”

María Antonia ha expresado que desea jubilarse “con la cabeza alta” y admite que ha sido afortunada. “Cuando yo puse la tienda, había menos gente, pero se vendía mucho. Yo vendí mucho, mucho”, reconoce.

La tienda, ubicada en la esquina de la C/Primero de Mayo con la c/La Cruz, permanecerá abierta hasta aproximadamente el 20 de diciembre de este año. A partir de ese momento, María Antonia tras dejar su profesión de comerciante piensa dedicar tiempo a su marido y a su familia.

“Le he dicho a mis hijas que quiero, por lo menos las vísperas de Reyes, ir con mis nietos y mis hijas a ver las tiendas. Que yo no he disfrutado de eso con ellos. Solamente trabajando siempre. Y digo, ¿cuándo voy a ir, cuando tenga 75 o 80 años? No, me voy a ir ya. Me decidí y me voy.”

Además, ha anunciado que la tienda permanecerá abierta durante la Noche en Blanco, donde espera liquidar la mayor parte de los artículos como polos de niño, pantalones, rebecas de vestir de niña, calcetines, vestidos de niña, o chaquetas de niño, muchos de ellos a partir de 10 euros, y todos en promoción.

María Antonia ha asegurado que podría venderlo todo a un comprador de Gran Canaria, pero que ha preferido ganar algo menos para que sean los majoreros y majoreras quienes se lleven los últimos artículos de la histórica tienda que, junto a su dueña y tras más de cuarenta años, se despiden con una sonrisa y con el orgullo del trabajo realizado.

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