La Rosa de Fuerteventura
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“El Buen Jesús”, cerca de 90 años en la bahía de Pozo Negro
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Mi padre, Victoriano Pérez compró el barco, “El buen Jesús” a la familia Machín de Puerto del Rosario en 1936. “Estalló la Guerra y no lo pudo estrenar. Lo guardó en mi casa y cuatro años más tarde, en 1940 fue cuando ya pudo ir a la pesca con él. Salió a la mar y de ella vivió hasta que se jubiló a los 65 años. De la mar también vivió mi bisabuelo, mi  abuelo y mis hermanos”. Lo cuenta Mela Pérez Pérez, hija, nieta y hermana de pescadores de Pozo Negro, pequeño pueblo situado entre el Océano Atlántico y otro océano, el de lava del Malpaís Chico en el municipio de Antigua.

Con Mela recorremos la historia oral de la localidad marcada por la presencia del mar que le trasmitió su padre, ya fallecido. Así, en su relato evoca El Correíllo o los balandros fondeados en la bahía, descargando mercancías o a la espera de cargar lo que la isla producía en cada momento, barrilla, cal, trigo o cebada, dependiendo de la época. Pozo Negro fue de los primeros puertos de la isla y como tal estuvo funcionando hasta 1920, “luego ya se pasó al Castillo y más tarde a Las Salinas”, asegura.

Del importante pasado económico de Pozo Negro sobreviven sus edificaciones. Destacan los antiguos almacenes de mercancías, hoy en día reconvertidos en viviendas de paredes blancas y de puertas azules, donde familias de Antigua o Puerto del Rosario pasan los meses de verano. “¿Ves esa casa con alto?”- señala Mela-“esa era la casa del fielato”, lugar donde se cobraba por la entrada de mercancías a la isla. “Hubo hasta dos en la misma época” porque la gente que había en el pueblo era mucha”, afirma nuestra interlocutora, quien cifra en 11 las familias que viven en estos momentos en el pueblo. ”El resto va y viene, según la época del año”, concluye.

Varado en la puerta de la casa de Victoriano, frente al mar, 87 años después de aquel 1936, “El buen Jesús”, pese a los embates del paso tiempo, se mantiene como testigo del devenir de esta tranquila localidad pesquera de Fuerteventura, mecida por las olas del Océano Atlántico y protegida por la lava del volcán.

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