Aga Umpiérrez Flores, -músico y psicoterapeuta, acaba de ganar un premio por su composición “Vientos” – dice “después de la calima viene la calma”
El tercer invitado Del Jable al Malpey es un compositor majorero, Aga Umpiérrez Flores, ganador del III concurso internacional de Composición Musical Ateneo de La Laguna con su obra Vientos.
Presentan Marusa Hernández y Sofía Menéndez.
Aga Umpiérrez Flores es músico, psicoterapeuta y un buen cocinero. Regentó hasta hace unos años el Restaurante familiar, El Rancho, en Villaverde, La Oliva; posteriormente se ha dedicado a las dos profesiones que estudió, las cuales combina. Como músico y compositor no puede desvincularme de su trabajo como terapeuta donde analiza el mundo de las emociones.
Nace en Toronto, Canadá -allí se conocieron sus padres un majorero con raíces muy profundas en su tierra y su madre de Guatemala, de hecho regresan a Fuerteventura, cuando todavía era muy chico, 3 años de edad, donde su padre monta el negocio familiar, El Rancho. Pronto de 7-8 años comienza a estudiar timple con Esteban Ramírez y poco a poco, sin presión, lo domina, con 14 años se aficiona a la guitarra y tiene como profesor a Quique Díaz que le mete el gusanillo de la guitarra clásica y le propone dar clases con Carlos Oramas –un músico espectacular de Canarias- ahora especialista en instrumentos de música antigua. Inicia los estudios en el Conservatorio de Las Palmas y allí conoce a otro de sus maestros -Daniel Roca- que le ánima a estudiar composición musical. “Cuando terminé el grado medio de guitarra caí en una depresión, y tuve que parar tres años por esta enfermedad multicausal. Así que cuando me curo, paralelamente a la educación musical inició mi formación como psicoterapeuta en distintos enfoques. Muchos profesores del Conservatorio me señalaban como abarcaba estas dos enseñanzas, y me sugerían que se centrará solo en la música, pero yo les decía que gracias a mis estudios de terapeuta podía salir adelante y terminar composición musical, una carrera muy exigente.”
“Con la persona que más estamos es con nosotros mismos y es fundamental para cualquier área de la vida que podamos reparar nuestra relación interior y así como con los otros afectos que nos determinan – como son las relaciones con nuestros padres – para así conseguir tener una buena armonía con todo lo demás”, añade Aga.
La obra escrita para timple y clarinete todavía no se ha interpretado, e intenta provocar los estados emocionales cuando sopla el viento.
¿Influye mucho a la hora de componer sus estudios de psicoterapia? .- Por supuesto, intento que cuando escuchen mi música pueda provocar emoción o algún pensamiento. – Con esta obra en particular con la que ganó el concurso, el compositor intentó reflejar con música los distintos estados de ánimo que nos produce el viento de Fuerteventura. Cuando pasa la calima -por ejemplo- el estado en que nos quedamos. El viento es un misterio igual que el aire porque es algo invisible pero se siente y en Fuerteventura es un fenómeno casi diario. Lo importante de la música es la experiencia que se vive cuando la escuchamos, como cuando degustas una botella de vino hasta que no lo pruebas no sabes el sabor o como cuando quedas con un amigo cada vez es una experiencia diferente aunque sea la misma persona. Esta obra de música con la escucha cada oyente la va hacer suya y cada vez será diferente.
Aga Umpiérrez hace hincapié que nadie ha escuchado todavía la obra, “el premio, sin duda, es su interpretación; cuando compones es la misma analogía que un arquitecto que hace los planos de una casa, pero luego son otras profesiones quienes la materializan ese inmueble -el carpintero, el que alicata, albañil, etc. En mi caso, el armazón de mi obra es un dúo de timple y clarinete.
.- Después de estos tiempos de pandemia donde no parece que hayamos aprendido mucho los errores del pasado, crees que la gente necesita más apoyo psicológico. Estamos necesitados de calma y equilibrio, ¿ qué piensas? .- Aga responde que más que calma buscamos la salud, en relación a la naturaleza, hacemos una analogía con el mar, después del oleaje viene la calma. Pero cada uno por separado es un estado. Milton Erickson, uno de los mejores psicoterapeutas del siglo X, tenía esta frase magistral: “la neurosis es rigidez… la salud es fluidez” Buscamos pasar de un estado al otro, atravesar el oleaje en una actitud que no nos arrastre y nos lleve y nos altere. Pero estar continuamente en un estado de calma tampoco es que sea sano, si yo continuamente estoy ahí, me lo tomo todo con calma entonces a lo mejor no hacemos nada, no llegamos nunca a coger el avión, por tanta calma, lo importante es que podamos cambiar tener esta flexibilidad. Pero si en la partitura de mi obra Vientos, después de la calima viene la calma.
