Fuerteventura, una isla marcada por la escasez de agua

Un aljibe ubicado en el municipio de Antigua, en Fuerteventura

Este viernes, en una nueva entrega de La Rosa de Fuerteventura, hablamos sobre uno de los problemas más importantes en lo que al sector primario majorero se refiere, el aprovechamiento del agua. Sin embargo, nos centramos esta vez en las obras realizadas en la historia reciente para este objetivo.

 

 

Recordamos la construcción del canal de “La Esperanza”, la que se considera la mayor obra de ingeniería de Fuerteventura de finales del XIX. Con el singular nombre de “La Esperanza” se denominó a un canal de 14 kilómetros que partía desde la localidad de Tesjuate hasta el antiguo Puerto de Cabras, hoy Puerto del Rosario, capital de Fuerteventura y que impulsó la «Sociedad Económica La Esperanza» en 1898. La sociedad estaba constituida, entre otras familias, por los Fernández Castañeyra y el fin de la empresa era acercar a la población el agua ante la escasez en la zona.

Nos acompaña en la radio el profesor de Historia, Carmelo Torres, para poner sobre la mesa y recordar cómo las antiguas generaciones se las ingeniaban para aprovechar o trasladar el agua. El profesor asegura que nos ha tocado luchar contra los elementos, ya que nuestra isla cuenta con una tierra muy fértil, “pero siempre se le negó el líquido elemento”. Además, según el profesor, el canal de “La Esperanza” fue un punto y aparte, un hito, todo un símbolo que merece ser preservado.

La construcción de distintos métodos de aprovechamiento y traslado del agua favoreció el desarrollo de la capital, a la vez que la agricultura pudo beneficiarse.

A pesar de que un elemento esencial para la vida estaba ya privatizado en aquella época, la accesibilidad en la que se trabajaba daba la posibilidad a los agricultores de arriesgarse en la producción de un fruto diferenciado del resto y que tenía rápida salida. Carmelo Torres conoce la existencia de más de 60 aljibes de los que no sabemos el estado de conservación, así como albercas y gavias. Además, aunque sostiene que no conoce el dato con exactitud, estima que “pueden ser varios miles los pozos que hay en Fuerteventura”.

Destaca también otros métodos como las presas, el enarenado o el uso del picón, la reforestación con más de medio millón de árboles, depósitos de agua como el de La Charca y canales “que atraviesan más arriba de lo que hoy es Majada Marcial”. Sin embargo, lamenta que lo que se perseguía era el negocio y no el abastecimiento real de la población local.

Poco a poco, la agricultura dejó de ser la actividad económica esencial de Fuerteventura para dejar paso al sector turístico. Y es que la naturaleza había privado a Fuerteventura de lo más esencial, así es que no cabe duda de que esta escasez de agua ha ido marcando el paisaje de la isla a lo largo de la historia.

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