En el año 1900, Olimpia de Montemar escribió un artículo para el diario majorero La Aurora sobre el Feminismo Canario, un movimiento al que calificó de “digno”, influenciado tanto por las corrientes europeas como americanas del momento, y que estaba llegando a Canarias por aquellos años.

 

Para la articulista el feminismo era como una orientación que sirve a las mujeres para adentrarse “por rumbos hasta ahora reservados al varón”, por lo que lo definió como “una doctrina de liberación” que eleva la condición de la mujer.

Incluso apeló a reformas y proyectos conseguidos por asociaciones de mujeres en el extranjero, como la admisión en la Cámara de los Comunes del sufragio femenino en Inglaterra, o comparó cómo el Código Civil alemán permitía a las mujeres ser testigo de documentos públicos y privados, a diferencia de España que solo se permitía en casos excepcionales.

Además, destacó que en Suiza y Austria por aquellos tiempos las mujeres ya eran admitidas en Universidades y podían ejercer como funcionarias públicas, o que en Colombia y Brasil ya accedían a cargos administrativos, y que en Chile las mujeres también podían ejercer como abogadas.

Pero sin duda la corriente feminista que más admiraba Montemar era la estadounidense, la cual consideraba como “formidable”, pues habían alcanzado el voto municipal y político, y “en algunos cultos hasta puede ser ministra”.

En cuanto al feminismo a nivel nacional, la articulista, dada la situación legal de las mujeres por aquel entonces en España, no creía que iba a llegar en lo sucesivo a pesar de talentos tan sobresalientes como Emilia Pardo Bazán, Wilhemi Saiz de Otero o Laura Carbonell. “Tal vez sea cuestión de temperamento o de las legislaciones que han regido hasta aquí. Lo cierto es que pudiendo haber tanto bueno como en el extranjero, no lo hay por causa de una rémora”, escribió Montemar.

Todas estas razones la llevaron a defender una unión de “nuestras fuerzas” para hacer desaparecer a la rémora. “Aquí, en Canarias, nos franquea sus columnas Siglo XX, proponiéndose su ilustrada redacción hacer todo lo posible por que en ese seminario colaboremos”. Invitaba a las mujeres canarias a que acogieran el movimiento y de que se tomara el ejemplo de que “la mujer no es una cosa, sino un ser”.

Asimismo, animó a las mujeres a que no se echaran para atrás por creer que no sabían mucho, “aquí me tenéis a mí que apenas sé otra cosa que espumar el puchero, echar de comer a las gallinas, regar las flores, y cantar una malagueña por la guitarra… Pero, ya que estamos invitadas, que no se diga que en Canarias falta el sentimiento y la expresión. Colaboremos”, zanjó Olimpia de Montemar.

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