Tetir: Polvo eres…

Parece ser que aquella máxima romana de “pan y circo” utilizada por los emperadores para distraer al pueblo en los momentos de dificultad, es la misma consigna que han utilizado los gobernantes de Puerto del Rosario, promoviendo el festín de Tetir con “polvo y ruido”, con el que se pretende entretener a la gente y hacer que se olvide de la carestía del costo de vida y de la subida inmisericorde de la gasolina y la luz.

Pero en caso de que hubiese algún despistado, “polvo y ruido”, no se trata de ninguna dádiva erótica: ¡peor aún! Es una práctica absurda en la que todo el mundo, vestidito de blanco, se reúne durante más de doce horas continúas para arrojarse, unos a otros, polvos blancos de toda naturaleza.

¿Y cómo se entiende que más de mil personas se den cita para este lamentable esperpento? Sencillo: el alcohol es el encargado de imbuir a los asistentes en un estado de algarabía, que va subiendo al ritmo del ruido y del paso de las horas.

En una sociedad que sufre de pobreza, de falta de alimentos, de desempleo… los asistentes a este deplorable festín despilfarran cientos de euros en talcos y harina, sin el más mínimo sentido de conciencia social.

¿Y cuál es el resultado que queda después del lastimoso derroche? Calles, parques y aceras llenas de basura y porquería, obligando, a los residentes de Tetir a encerrarse en sus casas por miedo a ser víctimas de robos o desmanes.

Y somos los mismos ciudadanos, habitantes de Tetir, quienes con nuestros impuestos patrocinamos el festín, teniendo que aguantar durante horas el escándalo del ruido.

Y ya que hablamos de nuestros impuestos, es la oportunidad para recordarle a las autoridades que, mientras el Ayuntamiento de Puerto del Rosario patrocina festines desastrosos como el del “polvo y ruido”, nuestro pueblo ubicado a solo siete kilómetros de la capital carece de saneamiento, de andenes y de una buena iluminación pública. A pesar de ello, a nuestros políticos se les llena la boca afirmando que somos un país del Primer Mundo. ¡Qué ironía!

    Frente a todo lo anterior, algo debe quedar absolutamente claro: los responsables de los desmanes no son solo las gentes que participan de la fiesta; son las propias autoridades que se hacen los de la vista gorda, porque lo único que les interesa y buscan son dividendos electorales. Es decir, que, en un solo día, dejan de ser responsables del cuidado de la comunidad, para convertirse en patrocinadores irresponsables del deterioro de un pueblo.     

Si las autoridades continúan dándole mayor prioridad a las fiestas que a las necesidades reales de la gente, no estará lejos el día que tengamos que gritar: ¡Tetir, polvo eres y en polvo te han convertido!

José Ignacio García Luque

 

   

   

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