Los majoreros, Juan Pablo Nobrega (periodista) y Marcelo Cabrera (ornitólogo) indican que lo que definen como progreso en Fuerteventura está destruyendo la isla y su identidad

Sofí Menendez, Radio Sintonía

Esta semana Del Jable al Malpey abre con la sugerencia de nuestra corresponsal de cultura y ciencia Pura C. Roy, mediante la lectura de un poema de la premio Nobel en 1996, la polaca Wisława Szymborska, como siempre buscando la cordura.

Para dar entrada al primer invitado escuchamos a Iggy Pop, un rockero de los años 70 que vivió la vida a tope y que en la actualidad es un tahoista, dedicado a su huerto ecológico en su casa de Miami. Su canción demuestra que es estudiante de español, un amante de viajar por América Latina y España, pues Juan Pablo Nobrega, periodista majorero, corresponsal en New York más de 20 años, se ha dedicado últimamente a trabajar en la editorial líder de los textos para educar a la comunidad hispano americana.

Nobrega, director del primer periódico de Fuerteventura en la democracia –“Malapais”- reflexiona como han evolucionado las cosas en la isla, las situaciones que han mejorado en relación al pasado y también sobre cómo, los problemas por la falta de una buena ordenación del territorio,  han caído sobre la antigua población majorera como una losa; cómo la especulación está cercenando el paisaje y cómo la calidad de vida de una isla con tranquilidad se echa de menos.

La palabra progreso en Fuerteventura está ligada a infraestructuras de carreteras y energía, factores que están destruyendo radicalmente la naturaleza majorera que daba identidad a la isla.

A las reflexiones de Juan Pablo sobre este desarrollismo mal entendido como progreso se suman las opiniones del ornitólogo de Gran Tarajal, Marcelo Cabrera. Este investigador, que conoce la isla como la palma de su mano, dedicado hacer censos de las especies en peligro de Fuerteventura,  recuerda con nostalgia su pueblo cuando era niño. El progreso para él ha traído la destrucción de la biodiversidad y de paisajes únicos que ya no vamos a poder recuperar.

En la tertulia Marusa Hernández y Sofía Menéndez también se mostraron de acuerdo con este desarrollismo: la ordenación, ligada a las inversiones inmobiliarias y la construcción, han supuesto este desastre.

La solución para frenar este caos pasa por incorporar buenos técnicos a los ayuntamientos y al Cabildo, que sean personas consecuentes y  ligadas a la identidad de la isla que  cambien la mentalidad de los políticos,  los mismos que necesariamente tienen que frenar ese desarrollismo de dinero fácil y rápido (“pan para hoy hambre para mañana”) y la destrucción de paisajes y naturaleza, algo que está ligado, además, a una sobrepoblación que anula la posible coherencia social y provoca el caos de las otras infraestructuras publicas : la educación, la sanidad y por supuesto el incremento del paro, según indicaban los invitados.

REFLEXIÓN SOBRE LAS MASCOTAS

Por otro lado Marcelo Cabrera indicó el problema que estos días los animales domésticos están causando en la fauna salvaje en peligro de extinción. Los dueños de gatos y perros, señala Cabrera, dejan libres en el campo a sus mascotas sin ser conscientes de que están provocando la desaparición de las especies que habitan en la isla.

Pasear a los perros o dejar libres a los gatos por zonas de especial protección para las aves (ZEPAS) debería estar sancionado, dado que los pollos de las esteparias son atacados y devorados por estas mascotas. La ausencia de agentes de medio ambiente en la isla de Fuerteventura hacen imposible el control, sobre todo en época de cría, lo que supone que cada día la situación sea más grave.

Para Marcelo Cabrera también se debería tener en cuenta los estudios que se han llevado a cabo en EEUU donde están censados 163 millones de perros y gatos. Su mantenimiento está vinculado a la producción de carne en una industria que emite 64 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera, “lo que es el equivalente al impacto de un año de conducción de 13,6 millones automóviles”. Robert y Brenda Vale (arquitectos norteamericanos, calcularon que la huella ecológica de un gato es igual a la de un turismo convencional, mientras que la de un perro mediano es superior a la de un 4×4. (Gregory Okin)

Cabrera también indica que la mayor parte de las bolsitas que se utilizan para la recogida de heces son de plástico, principalmente poliuretano, que dejan de ser reutilizables y reciclables. En Fuerteventura, según los registros de Zoocan, viven  41732 perros y 4194 gatos, lo que supone de 27 a 28 mascotas por km2 de superficie; sin embargo, estas cantidades deben considerarse como mínimas, debido a que hay muchos más perros y gatos que no están registrados.

Como postre Del Jable al Malpey nos vamos con la canción antirracista de Madona “Like a prayer”.

 

 

Deja un comentario