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Lorenzo Brito, patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de Gran Tarajal y presiente de la la Federación de Cofradías de Pescadores de Canarias es el invitado de esta semana al programa de Radio Sintonía, La rosa de Fuerteventura. Entre los temas que abordamos se encuentra el calentamiento global o cambio climático. Para el también pescador, «ante el cambio climático no podemos ser ciegos y engañarnos a nosotros mismos».
El patrón nos recibe en el Puerto de Gran Tarajal donde podemos comprobar el ajetreo diario de los pescadores que se afanan en descargar las capturas o dejar apunto sus embarcaciones. Son muchas las familias que directa o indirectamente dependen de la cofradía y ante ello nuestro invitado no oculta su preocupación por los desafíos que enfrenta el sector pesquero en las islas.

Entre los problemas relevantes se encuentran las restricciones impuestas por la legislación europea para la captura del atún que afectan directamente a la pesca local, el relevo generacional, la burocracia, las modificaciones que se puedan introducir en la nueva ley de pesca que propone el Gobierno de Canarias, la instalación de generadores en el mar para la producción de energía, señalando Brito que estas infraestructuras pueden interferir con las áreas tradicionales de pesca y alterar los ecosistemas marinos.
También considera que el cambio climático es una amenaza real para la actividad pesquera artesanal. En este sentido señala que «nosotros no somos científicos pero algo está pasando en el mar, y donde primero lo apreciamos es en la temperatura del agua y en el comportamiento de las especies. El mar es prácticamente como un termómetro y se aprecian mejor los cambios que en tierra» asegura.
Recuerda que desde el sector se han adoptado, entre otras medidas, para la conservación del medio, la prohibición de la pesca con nasas y hay protegidas áreas marinas de la isla. Frente a estos esfuerzos que limitan nuestras capturas, los pescadores artesanales «nos sentimos cada vez mas perjudicados en relación a la pesca industrial» se lamenta.
Subido en un barco desde los catorce años, Lorenzo, pese a las dificultades no se plantea abandonar la profesión, ni su compromiso al frente de la cofradía y la federación. «Este oficio no lo cambiaría por nada. Me ha tocado estar al frente del sector y lo defenderé con honestidad».
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