
Un nombre con mucha historia
En 1405 concluye la conquista de Fuerteventura por los normandos al servicio de la corona de Castilla. Apenas veinte años más tarde, el cartógrafo veneciano Giacomo Giroldi ya incluía en un mapa de Fuerteventura un lugar en la costa este de la isla que se llamaba Puerto de Cabras. Hace, pues, al menos 599 años que la bahía que albergaría la futura capital de la isla recibía tan identitario nombre.
La existencia de una rada apta para el fondeo de barcos le otorgó el nombre de puerto; la posible existencia de charcos y fuentes de agua dulce donde abrevaba el más emblemático animal de Fuerteventura completó su nombre. Y ese nombre, Puerto de Cabras, vio crecer el lugar: Puerto de Cabras fue donde se instaló una de las fundadoras del pueblo, María Estrada, quien alrededor de 1795 estableciera la primera taberna del lugar; Puerto de Cabras será el nombre original del nuevo municipio creado en 1834; Puerto de Cabras sería el nombre de la capital insular, el lugar que impulsó la economía comercial de la isla, el lugar que visitó y describió Olivia Stone en 1884 o el territorio al que fueron desterrados Unamuno, Soriano o Durruti durante la primera mitad del siglo XX.
Se trata, pues, de uno de los primeros topónimos castellanos de las islas, muy anterior a lugares tan relevantes como Las Palmas o San Cristóbal de La Laguna. Hasta que, en 1955, la élite que detentaba el poder en el Ayuntamiento decidió cambiarle el nombre, sepultando un topónimo con 529 años de historia.
Las vergonzosas razones para el cambio de nombre
La impuesta -y antidemocrática- sustitución del nombre aconteció en la sesión plenaria del Ayuntamiento de Puerto de Cabras el 27 de mayo de 1955 y fue aprobada definitivamente por el Consejo de Ministros el 16 de marzo de 1956. Las autoridades locales que detentaban el poder juzgaron que el nombre histórico de la capital de la isla era indecoroso, vejatorio, indigno y humillante. Se avergonzaba esa minoría de las ocasionales burlas que pudieran hacerse por foráneos y renegaba del animal que había contribuido de manera fundamental a la supervivencia de la población insular desde la época aborigen hasta bien entrado el siglo XX.
No se le dio la posibilidad a la ciudadanía de Puerto de Cabras de opinar sobre semejante atropello histórico. La patrona de la ciudad, la Virgen del Rosario, fue la elegida para bautizar el nuevo nombre, con el visto bueno de la corriente política de entonces: el nacionalcatolicismo. Hubo, no obstante, alguna discrepancia pública, como la manifestada por la Universidad de La Laguna a través del Instituto de Estudios Canarios. Esta institución reclamó la reposición del nombre original del lugar aduciendo razones históricas, tanto por la antigüedad del topónimo o por la importancia de la cabra en el devenir colectivo de Fuerteventura, como por el deber moral de conservar los nombres tradicionales de los lugares. Concluía el informe del Instituto de Estudios Canarios que se debía restablecer el honroso y poético nombre de Puerto de Cabras.
La recuperación de un topónimo histórico
En septiembre de este año la asociación patrimonial El Efequén planteó ante la opinión pública una iniciativa para la recuperación del nombre primigenio de la ciudad y del municipio. La iniciativa se basa en los argumentos anteriormente expuestos (antigüedad, simbolismo identitario, decisión antidemocrática -y por lo tanto ilegítima- del cambio acontecido en 1955) añadiendo otros motivos
como la vigente Ley de Patrimonio Cultural de Canarias que reconoce el valor histórico de la toponimia.
En Canarias existe un antecedente reciente de recuperación del nombre original de un municipio. En 1957, dos años después de la decisión tomada por la minoría de Puerto de Cabras, el ayuntamiento de La Aldea de San Nicolás (Gran Canaria) utilizó similares argumentos (darle “un nombre más ostentoso y digno de una comunidad próspera”) para cambiar el nombre histórico del municipio al de San Nicolás de Tolentino. En 2004 el Ayuntamiento inició el expediente para la recuperación del nombre que se consumó en 2005 por acuerdo del Cabildo Insular de Gran Canaria.
La propuesta de El Efequén, que apoyamos todas las personas firmantes de este escrito, plantea la convocatoria de una consulta popular entre las personas residentes en el municipio capitalino, otorgando la oportunidad que no se tuvo en 1955 de que la ciudadanía decida, democráticamente, si quiere recuperar la denominación histórica de la ciudad y del municipio.
En Puerto de Cabras, a 30 de octubre de 2025
Inma de Armas (historiadora); Carlos Cabrera (músico); Juambi Cabrera (docente jubilado); Mar Castañeyra (administrativa jubilada); Paco Cerdeña (historiador); Silvia Chinesta (técnica media); Juan Jesús Darias (historiador); Esteban Domínguez (docente jubilado); Jesús Giráldez (historiador); Marga González (docente jubilada); Allende González (socióloga); Maria Elena Gutiérrez (antropóloga); Fátima Hernández (docente jubilada); Marcos Hormiga (escritor); Silverio López (divulgador alfarería canaria); Lorenza Machín (escritora y actriz); Loren Mateo (historiador, presidente de El Efequén); Gerardo Mesa (expresidente del Cabildo); Estrella Morales (historiadora); Loli Morales (docente jubilada); Domingo Rodríguez, el Colorao (músico); Julia Rodríguez (música); Maica Román (arquitecta); Carmelo Torres (historiador); Domingo Umpiérrez, el Cuco (músico); Pedro Umpiérrez (músico); María Valerón (periodista); Carlos Vera (historiador).













