La ermita de La Caldereta, un santuario polémico

Fuerteventura cuenta con un gran número de edificios culturales e históricos, entre los que se encuentra la Ermita de Nuestra Señora de los Dolores y San Miguel Arcángel, declarado Bien de Interés Cultural el 4 de Abril de 2008.

 

Un edificio polémico para los vecinos

La fundación de una ermita en La Caldereta tuvo de fondo un fuerte litigio entre los vecinos de este lugar y los del vecino pueblo de Vallebrón.

El pequeño núcleo rural de La Caldereta de los Denises, hasta finales del XVIII, no contaba con santuario propio que permitiera a sus vecinos cumplir con los preceptos religiosos, teniendo que trasladarse a La Oliva o Vallebrón para cumplir con los mismos, generando esto una serie de incomodidades y pérdidas de tiempo, principalmente en época de mayor trabajo agrícola y en períodos de lluvias.

Expansión demográfica y bonanza económica

El caserío de La Caldereta surge, posiblemente, como consecuencia del despegue demográfico del siglo XVIII, motivado por la prosperidad económica que se vive en ese momento en la isla que implicó la ampliación de las vegas y la fundación de pequeños núcleos rurales, cuya actividad económica estaba basada en la agricultura y la ganadería, como es el caso de La Caldereta, actividades que aún se mantienen en el lugar.

En los años noventa del siglo XVIII los vecinos de este pequeño pago inician las gestiones pertinentes ante el obispado para contar con ermita propia, próxima a su lugar de residencia, pero su primera intención no fue la de erigir un nuevo templo sino que, basándose en que el pueblo de Vallebrón contaba con dos santuarios, uno dedicado a Nuestra Señora de Gracia y otro a San Juan, decidieron solicitar al Obispo el traslado del primer templo, con la imagen y materiales, a La Caldereta avalando su petición los copatronos de la ermita de Gracia, vecinos del pago de La Caldereta. Esta petición fue del agrado de Obispo quien dio su beneplácito al traslado del templo.

Fuerte oposición 

La resolución del Obispo, del traslado del templo, contó enseguida con una fuerte oposición por parte de los vecinos de Vallebrón, generándose un conflicto entre ambos pagos, que determinó que el Obispo decretara la suspensión del traslado de la ermita.

Resolución que, por supuesto, no agradó a los residentes de La Caldereta, aunque la aceptaran por un tiempo, en espera de que se calmaran los ánimos y poder proseguir con su intento de traslado. Ante la imposibilidad de acuerdo entre los moradores de ambos pagos, los vecinos de La Caldereta deciden solicitar autorización al Obispo para levantar un templo nuevo, dedicado a Nuestra Señora de Gracia, comprometiéndose a erigirlo a expensas de los vecinos y con las donaciones de los devotos. El Obispo D. Antonio Tavira da su autorización el 14 de julio de 1792.

Varios años para levantar el edificio y un cambio de titularidad 

La construcción del templo no se realizó inmediatamente, sino pasados dieciséis años después de su autorización, ocurriendo también en este tiempo que los vecinos deciden cambiar la titularidad del templo de Nuestra Señora de Gracia por el de Nuestra Señora de los Dolores y San Miguel Arcángel, para lo que solicitan licencia de cambio de titularidad del templo, obteniendo la misma en la visita general que realizó el Obispo D. Manuel Verdugo en 1800.

En el año 1808 la ermita estaba completamente finalizada pero la misma no contaba con dotación que sostuviera su mantenimiento, problema que debía resolverse antes de su bendición, motivo por el que los vecinos, que la habían levantado y adornado a su costa, se comprometen, en documento suscrito ante escribano público en febrero de 1808 en La Oliva, al sostenimiento del templo y el 11 de febrero de ese mismo año se solicita autorización para proceder a bendecir la ermita. Acto que ocurrió el 24 de marzo de ese año, oficiada por el presbítero D. Manuel Francisco Rodríguez de Godoy.

Estructura del edificio

La ermita se levantó en un terreno llano, de pequeñas dimensiones, de una sola planta en forma rectangular y sacristía adosada al lado de la epístola, a la altura de la capilla mayor. El templo actual está cubierto a tres aguas y la sacristía con techumbre plana, ambos están realizados siguiendo los métodos de la arquitectura tradicional rural, con una imagen bastante rústica, que se ha mantenido a lo largo del tiempo. A la sacristía se accede desde una puerta en el muro de poniente, es bastante baja, adintelada y sobre tres escalones. Al templo se puede acceder desde dos puertas, una lateral abierta hacia la mitad del muro sur y la puerta principal en el muro de poniente. La lateral es adintelada y bastante baja; a ella se accede desde 4 escalones de mampostería enjalbegados de blanco. La portada principal está enmarcada en cantería oscura y rematada en arco de medio punto. La espadaña se sitúa en el centro de la fachada, colocada en el vértice superior del hastial, es más reciente que el templo, tiene forma rectangular, con un hueco de campana rematado en arco de medio punto y coronando el conjunto hay una pequeña cruz. Delante de la puerta principal también se conserva un empedrado de laja blanca. La ermita y sacristía se encuentran rodeadas de un muro bajo, de mampostería, encalado y enjalbegado y en medio de la explanada que hay delante del templo, frente a la puerta principal se encuentra el calvario, de doble grada circular, de mampostería y enjalbegada de blanco.

Estructura interior

Al interior la ermita tiene una cubierta a tres aguas con almizate decorado con sencilla lacería; tres tirantes simples de madera en la nave y cuatro pequeños en las esquinas contrarrestan el empuje que ejerce la cubierta sobre los muros. Un listón de madera adosado a la pared, pintado de marrón, recorre todo el perímetro interior de la nave, a una altura de aproximadamente 80 cm de altura, rodeando los huecos de las puertas. El altar mayor se eleva del resto de la nave por un pequeño escalón.

 

Fuente: Gobierno de Canarias 

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