Las energías renovables instaladas “sin cabeza” asesinan el paisaje y las especies en Fuerteventura

Del Jable al Malpei – 02.02.21

Del Jable al Malpey
Del Jable al Malpey
Del Jable al Malpei - 02.02.21
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Programa Del Jable al Malpey entrevistas a José Antonio Donazar, de la Estación de Doñana, a Pedro Carreño, historiador, experto en etnografía y al biólogo Alberto Ucero, que lleva a cabo su tesis sobre la Avutarda Hubara Canaria, en el Museo de Ciencias del CSIC.

 

Tina Suárez Rojas protagoniza la introducción del programa, profesora de lengua castellana y literatura, poeta canaria, nació en Las Palmas en 1971. La corresponsal de ciencia y cultura Del Jable al Malpey, Pura Cuenca Roy, señala que el humor y la ironía es el eje central de sus versos. Lee “Astro y sombrero”.

Presentación Marusa Hernández y Sofía Menéndez

El primer entrevistado del programa fue José Antonio Donazar. – Investigador del CSIC, de la Estación Biológica. – Hace una semana aparecía en El País un artículo “Más renovables, pero con cabeza”, que iba firmado por numerosos científicos de prestigio, uno de ellos es José Antonio Donazar.
“Ya no se pone en duda el cambio climático y que hay que revertirlo. Aquí entran en juego las energías renovables, estamos a favor de ellas, pero también hay que preservar la biodiversidad. Uno de los grandes problemas que denunciamos es que no hay planificación. No se pueden aprobar los proyectos a toda velocidad. En Canarias su riqueza son sus paisajes y el patrimonio natural. El desarrollo sin trabas de la renovables no puede ser a costa de la pérdida de espacios naturales valiosos, de especies animales endémicas y de paisajes que son señas de identidad de las islas. Hay que recordar que los aerogeneradores que se están instalando ahora en Fuerteventura y Lanzarote, con su gran altura (más de 150 metros) y al ser visibles a muchos kilómetros alteran dramáticamente el paisaje que como bien sabemos es el principal recurso sobre el que se quiere potenciar un turismo sostenible.

Foto de Manuel de la Riva

Nos dice que “los proyectos aparecen como setas. Se prima la velocidad en la tramitación de los proyectos y se pasan por alto evaluaciones de impacto muchas veces irrisorias”.  “Los estudios previos de impacto ambiental son de habitualmente de muy mala calidad, desde el punto de vista del trabajo de campo son muy poco rigurosos y no existe una fiscalización científica efectiva de sus conclusiones previa a la exposición pública de los proyectos”, recalca Donazar. Así, por ejemplo, muy a menudo los estudios no cubren ni siquiera un ciclo anual, cuando esto sería lo exigible, para cubrir los cambios estacionales en los ciclos ecológicos de las especies y ecosistemas. Los estudios de seguimiento de instalaciones de renovables son también a menudo deficientes porque son llevados a cabo por las propias empresas interesadas. Las Administraciones deben asumir estos seguimientos para garantizar la independencia.
Existen mapas de exclusión promovidos por el MITECO, y que han sido publicados muy recientemente, pero que no sirven, porque no recogen información actualizada, lo que es muy evidente por ejemplo para las áreas esteparias tanto de la Península como de Canarias.  Es necesario actualizar la información disponible sobre distribución de especies y su catalogación y a partir de ahí actualizar los mapas.
Lo más razonable es no instalar molinos y fotovoltaicas en áreas de valor ecológico. Hay que tener en cuenta que, al contrario de lo que pasa con los tendidos eléctricos, no existen medidas correctoras eficaces una vez construidas estas infraestructuras.  Cuando en instalaciones que ya están operando se detecten graves afecciones es necesario proceder al desmantelamiento de las turbinas problemáticas, como contemplan las directrices ministeriales. Pero esto no se hace nunca en España y hay que exigirlo.
Para el investigador “el problema de fondo es que hay un gran negocio detrás para construir grandes complejos de renovables en suelos baratos marginales que son sin embargo de gran valor ecológico. Hay que cambiar el modelo. Las fuentes de energía deben estar cerca de la ciudadanía. Tal como recomiendan Directivas europeas de obligado cumplimiento hay que primar por un lado el ahorro, después la eficiencia, y después un modelo distribuido de renovables primando la cercanía entre producción y consumo. Es doloroso ver cómo se pueden instalar plantas fotovoltaicas en lugares naturales cuando existe una enorme cantidad de espacio disponible en tejados urbanos y polígonos industriales sin aprovechar, todo ello a un paso del consumidor.
Le preguntamos por el alimoche majorero. “Con el Guirre, el esfuerzo de tantos años de conservación puede irse al traste por culpa de estos parques. Si desaparece el Guirre de Fuerteventura, es similar a si destruimos Las Meninas del Prado, con lo que destruimos un patrimonio natural irrecuperable. Pero también acabamos con un recurso económico. Es la única ave que elimina los residuos ganaderos a coste cero por lo que es esencial su supervivencia para las economías rurales de la isla. Por último, es un patrimonio cultural muy apreciado de los habitantes de Fuerteventura y Lanzarote y de toda Canarias. Sin ellos el guirre no se habría conservado.

PEDRO CARREÑO

Pedro Carreño

El segundo de nuestros invitados es Pedro Carreño que pone en valor el paisaje de Fuerteventura. “No hay nada que justifique el gran destrozo que se está haciendo en Fuerteventura. Hay que conservar no destruir. Las autovías, los molinos, urbanizaciones, el despilfarro del territorio, negocios en general, que se hacen en nombre del bien común, y acaban con la principal riqueza de Fuerteventura su paisaje, lo que tiene más valor y autenticidad de la isla. Como majorero estoy horrorizado, se está destrozando nuestro mayor valor que es paisaje y lo dicen también muchos turistas cuando hablo con ellos. Tremendas obras, que gastan tanto dinero que no se entiende que no se invierta en otras necesidades que tiene esta isla. No hay nadie que quiera esta tierra. Los primeros molinos nos dijeron que era para tener más barata el agua y sin embargo esto no ha sido así”.

Se pregunta Carreño “qué pasará con las futuras generaciones, con la tranquilidad que produce y la belleza que tienen estas montañas de Fuerteventura y no puedan disfrutarlas”.

 

 

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