Esta pequeña paseriforme, – la joya ornitológica de Fuerteventura, la Tarabilla Canaria-, necesita las lluvias anuales para iniciar el período reproductor, pero el actual calentamiento global con el incremento de las sequías la pone en una situación de conservación muy delicada. Por eso, según los biólogos expertos en la especie, es fundamental que se incremente su calificación en el catálogo de especies amenazadas, de “vulnerable” cambie a “peligro de extinción” para reforzar su nivel de conservación.
Podcast Del Jable al Malpey.-
Presenta Sofía Menéndez. Sonido, Ricardo Araújo.
Iniciamos el programa con el canto y reclamo de la tarabilla canaria para presentar al investigador Juan Carlos Illera, profesor de ecología de la Universidad de Oviedo e investigador del Instituto Mixto de Investigación en Biodiversidad (IMIB). Illera conocido de esta “casa, Radio Sintonía” desde hace muchos años cuando era estudiante y realizaba su tesis doctoral sobre la tarabilla canaria; desde entonces le denominamos el Tarabillero, aunque sus líneas de investigación se han ampliado a otros muchos campos, y sus trabajos científicos se han publicado en revistas de gran impacto internacional, por su gran relevancia. Sin embargo, esta ave sigue siendo su fetiche.
Hace menos de un año, el pasado febrero de 2024 le entrevistamos porque estaba coordinando el nuevo censo de tarabilla canaria para SEO/ BirdLife; estimación que no se hacía desde el 2005-2006; en ese momento no se atrevió adelantarnos la situación porque como él dice: “en ciencia hay que basarse en los datos y no en las impresiones, porque las apariencias engañan”.
Una vez analizados todos los datos en los que ha participado un super equipazo de científicos, las malas noticias se han publicado en la revista Science of The Total Environment; “los resultados son muy negativos, el cambio climático amenaza brutalmente a la población de tarabilla canaria casi se ha reducido según han observado entre un 60 a 70 por ciento desde los años 2005-2006 cuando se realizó el primer censo”, añade Illera.
“Se trata de una especie -subraya- que necesita de las lluvias para nidificar, y el volumen de precipitaciones determina su éxito reproductor y el número de juveniles que se reclutan al año. Esto es así porque la abundancia de invertebrados de los que se alimenta depende de la cantidad de agua que llueve en Fuerteventura. Sin embargo, la sequía recurrente suponen un terrible problema para esta especie. Si no llueve hay menos insectos y, como he comentado, las tarabillas ajustan su esfuerzo reproductor a estas lluvias. Con 120 mm al año pueden hacer dos puestas pero con 60 mm o 70 mm pueden no criar o sacar solo una puesta y con un menor número de huevos (y por tanto de pollos) al año, los cuales no son suficientes para paliar las pérdidas naturales que esta especie experimenta anualmente”, indica el profesor.
“Así que hemos visto que desde el periodo 2005-2006 que había unos 14.000 individuos, hasta la fecha se ha ido reduciendo el número de aves, circunstancia que se asocia con la escasez de precipitaciones en la isla; son demasiados los años consecutivos secos y la especie no ha podido reproducirse o el reclutamiento no ha sido suficiente para compensar las pérdidas naturales, con lo cual el resultado es una disminución aproximada actual de un 70% desde 2005-2006. En definitiva, la principal causa de esta reducción de la especie es la escasez de lluvias, que hoy sabemos está relacionado con la emisión antrópica de gases con efecto invernadero.”
Asimismo, explica Juan Carlos Illera, existen otros factores que no ayudan a esta situación como explicamos en el anterior programa. La isla está inmersa en un crecimiento desbordado de turismo y población; la masificación es un hecho (personas por todas partes, andando o haciendo deporte por los barrancos, corriendo por las montañas, en bici o moto cross, quads, o cuatro por cuatro, en espacios protegidos como son las zonas ZEPAs) , y estos otros factores antrópicos tampoco ayudan, sino todo lo contrario. Otros factores como laapertura de pistas o caminos, las cabras de costa, la creciente ocupación del territorio con nuevos cuartos de aperos, casetas o caravanas en zonas aisladas y, por supuesto, la mayor presencia de gatos en el territorio, “máquinas” de cazar paseriformes”; pues amplifican los efectos negativos del cambio climático.
Juan Carlos Illera remarca también como negativo la falta de vigilancia en los espacios protegidos. Los escasos agentes de medio ambiente que hay en la isla están completamente desbordados.
Todo este conjunto de factores, comenta el profesor, influyen sobre el declive poblacional de la tarabilla canaria, única ave de toda Canarias (y del mundo) que solo vive en Fuerteventura. Por usar una metáfora pictórica la tarabilla canaria representaría a uno de los cuadros únicos que podemos encontrar en el Museo Del Prado, como las Meninas, de Velázquez o la Gioconda de Leonardo Da Vinci, en el Museo del Louvre.
También comentamos otra situación de actualidad en el municipio de Puerto del Rosario como es la intención de tener una nueva zona de tiro al plato en el Valle de Jaifas, un fondo de valle, hábitat del guirre y también de tarabilla, en un cauce público con flora protegida. Si son 20 personas disparando y cada uno tira un mínimo de 30 cartuchos serían 600 cartuchos, si cada cartucho tiene 28 gramos de plomo se vierten al suelo 16.800 gramos de este material tóxico. Aproximadamente 17 kilogramos.
El científico considera que la administración no puede seguir dejando actividades antinaturales como es el tiro al plato u otras competiciones deportivas masivas en plena naturaleza.
En síntesis, es importante recalcar la importancia del nuevo censo sobre la tarabilla canaria, un trabajo publicado en larevista científica internacional Science of The Total Environment; que nos deja sorprendidos y obligados a tomar medidas urgentes para la conservación. Una primera y urgente medida debería ser el subirle su estado de protección de Vulnerable a En Peligro de Extinción.
En el trabajo coordinado por Juan Carlos Illera han participado un fantástico equipo de ornitólogos canarios y nacionales como Marcelo Cabrera, Gustavo Tejera, Ángel C. Moreno, David P. Padilla, Javier Seoane y Luis MaríaCarrascal.
Los nuevos datos sobre la tarabilla canaria y este trabajo concretamente explican cómo el cambio climático antropogénico compromete la biodiversidad y cómo lasostenibilidad de los ecosistemas áridos es en gran medida desconocida, añade el profesor.
En resumen, “el colapso poblacional estuvo asociado con la disminución de las precipitaciones en la isla, que está estrechamente relacionada con el éxito reproductivo de esta especie. Registramos un patrón de disminución continua de las precipitaciones desde 2005-2006, que incluyó varios años extremadamente secos inmediatamente antes del estudio de 2024. Asimismo, encontramos evidencia sólida de la disminución poblacional de otras especies de aves nativas del mismo gremio de alimentación como los bisbitas camineros y las currucas tomilleras. En general, nuestros datos enfatizan el efecto dramático de los eventos climáticos recurrentes y extremos en las especies de aves que viven en islas áridas; y -resalta Illera- esto tiene consecuencias inciertas para su viabilidad futura”.