En nuestro país, en 2020 hay 340 millones de dispositivos conectados a Internet (siete por habitante), Este crecimiento del tráfico digital crea nuevos vectores de ataque, incluyendo terminales, aplicaciones web, redes sociales, navegadores web e incluso vehículos o televisores. ¿Cómo manejar la seguridad en aparatos tan dispares? ¿Y en el trabajo cómo lo controlamos?
En España se han vivido casos muy llamativos en los últimos tiempos, como el hackeo en Prosegur, o el que obligó a la suspensión de la programación local en la cadena SER (del grupo PRISA) por un ataque de ransomware, un encriptador de archivos que también afectó a la consultora Everis; o el que infectó al hospital universitario de Torrejón de Ardoz e inutilizó sus ordenadores y las pantallas de las salas de espera (y obligó a sus empleados a volver al lápiz y al papel).
Principales ciberespacios y brechas de datos de 2020: https://bitlifemedia.com/2021/01/los-principales-ciberataques-y-brechas-de-datos-de-2020/
La nueva realidad de trabajo que se acaba de instaurar es una situación diferente para las empresas y es que en esta etapa post pandemia todo se está adaptándose a esta “nueva normalidad”. En la que la movilidad de los datos, los dispositivos y los empleados están sujetos a brechas de seguridad que todas las empresas tienen que atajar si no quieren tener disgustos.
La gran mayoría de los empleados no tienen a su disposición las herramientas necesarias y tienen que teletrabajar a través de equipos personales, que suelen ser más vulnerables a los ciberataques. Incluso esos empleados que pueden trabajar con equipos de la empresa, se convierten en el eslabón más débil de la compañía ya que sus equipos navegan en un entorno doméstico donde pueden ser contagiados con malwares que desconocen. Estos malwares se alimentan de información, mutan y cuando el trabajador lleva su equipo a la empresa, puede contagiar toda la red en cuestión de segundos. Si a esto se une usar herramientas de videoconferencia poco seguras y no adecuadas para trabajar, la indefensión es absoluta.
De cara a esta “nueva normalidad”, las prioridades de las empresas no solo deben centrarse en implementar las herramientas y métodos de trabajo que permitan mantener su negocio activo, sino que estos procesos deben ir acompañados de una estrategia de ciberseguridad consolidada y enfocada a la accesibilidad y movilidad de los datos.
En este escenario también contamos con presupuestos limitados, déficit de profesionales de ciberseguridad y la profesionalidad del cibercrimen, que muestran un panorama realmente complicado para las empresas, muchas de ellas sin departamentos ni profesionales de IT.
Es por ello que las empresas tecnológicas son conscientes de las necesidades que tienen las compañías de hoy y se han puesto a trabajar en soluciones que garanticen la seguridad de la información en las comunicaciones.
A pesar de que cualquier empresa está expuesta a sufrir cualquier tipo de ataque, decidir no protegerse o reducir la inversión que se realiza en ciberseguridad hace a cualquier organización más vulnerable y, por ende, con más posibilidades de sufrir un ciberataque que le puede suponer incluso, el cierre de su actividad.
“Las empresas son cada vez más conscientes de que la ciberseguridad es esencial para el buen funcionamiento de su negocio y, desde la más pequeña a la más grande, contar con los mejores profesionales de este sector, se ha convertido en una prioridad”
A nadie se le escapa que el trabajo en remoto ya es una de las realidades del 2020 y por ende una puerta de entrada a nuevas formas de ataque cibernéticos como robos, secuestros de datos o estafas de suplantación de personalidad de supuestos proveedores o clientes.
Grupo CRI en Canarias de la mano de su división de ingeniería Sofcan Ingenieros le da las herramientas adecuadas para que su empresa no esté al alcance de estos ciberdelincuentes. Hoy en el espacio de radio tecnológico con el gerente del Grupo CRI abordamos como proteger nuestra empresa
