La vida tiene formas propias de ponernos contra las cuerdas. Un día estás haciendo planes, y de repente estalla algo que lo cambia todo. Una guerra, una enfermedad, una catástrofe medioambiental o una persona equivocada a la que depositaste tu confianza. Cada nueva circunstancia nos deja en un terreno totalmente nuevo en la que nos vemos obligados a decidir entre las opciones que nos deja. Cuando son pocos los caminos a escoger y todas son malas, lo único que queda es luchar.

María es una de esas personas que luchan. Separada y a cargo de tres adolescentes menores de edad, las circunstancias a las que se ha visto abocada la obligaron a ocupar una casa hace aproximadamente dos años y medio, la cual tiene que dejar porque tiene una orden de desahucio que llegará después de la primera semana de agosto.

Para esa notificación de desahucio no cabe recurso, pero María tampoco lo espera dado que lo entiende, como también hizo hace dos años y medio, cuando tomó la decisión de salir de la casa en la que estaba de alquiler en Puerto del Rosario para ocupar el domicilio en la que está viviendo, todo ello con el fin de no causar problemas de impago a sus anteriores inquilinos.

María y su familia subsisten a base de una ayuda por desempleo de 178 euros al mes y las cartillas de comida que le dan para recoger alimentos en las organizaciones de caridad insulares. No tiene más recursos, pero lo que más le asusta es que cuando acabe en la calle por el desahucio el Estado le quite a sus hijos al no poder mantenerlos y ser ellos menores de edad.

Hace poco recibió una oferta de trabajo en Teruel que además le ofrece una casa. La cuestión es que no tiene el dinero suficiente para pagar los billetes de ella y de sus hijos para poder llegar al lugar. María ha puesto esta información en conocimiento de los servicios sociales para que la ayuden con los gastos de los tickets de viaje, puesto que si no está el día 3 de agosto para trabajar, perderá esta gran oportunidad para ella y sus hijos. Pero lo único que le dicen últimamente es que espere. María, a pesar de que está luchando, no puede esperar, se le agota el tiempo y necesita ayuda.

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